Ayer, platicando con mi mejor amiga acerca de bandas de metal y los próximos conciertos en México en el 2014, también hablamos de cómo y cuándo nos adentramos en este género.
La verdad es que tuve muchísima influencia de me hermano y fue él quien me presentó a las bandas que marcarían mi vida en diferentes etapas. Fue quien me inició.
Mi primer acercamiento con el metal fue a los siete años, con el ‘nu metal’ y su principal exponente: KoRn. En esos tiempos (1999) se estrenó el vídeo de «Falling awat from me», el primer sencillo del álbum número cuatro de la banda, Issues. Mi hermano ya conocía a la banda de un poco antes, desde «Freak on a leash» pero vimos juntos el nuevo vídeo de KoRn y eso, me marcó. De inmediato me gustó la banda con el rugir de las guitarras eléctricas de siete cuerdas, el característico bajo de ‘Fieldy’, esa batería seca y, por supuesto, la inigualable voz de Jonathan Davis. Debo recalcar que, antes de esa etapa, mi banda favorita eran The Cranberries.
Bien, a partir de ese entonces la música que escuchaba se componía principalmente de KoRn, Limp Bizkit, Deftones, Sistem of a Down, Metallica, Linkin Park, Slipknot, Papa Roach, Rammstein… por mencionar algunos. Y algo de folk metal, como Mago de Oz.
Mi segunda incursión, ahora en el doom metal y el metal gótico y sinfónico, fue también gracias a mi hermano. Mejor dicho, gracias a una amiga de mi hermano que le prestó unos cd’s (aquellos buenos tiempos) con canciones de Theatre of Tragedy, Lacrimosa, Nightwish y Anabantha. Eso ocurrió cuando tenía doce. Y desde entonces y hasta el día de hoy, Theatre of Tragedy se convirtió en mi banda favorita, así como Lacrimosa. De esa manera me adentré en el mundo del metal gótico, del cual las primeras canciones que escuché fueron: «A rose for the dead» «Venus» «A distance there is», de Theatre of Tragedy; «Réquiem», «Alleine zu zweit», «Der morgen danach», de Lacrimosa; «Sleeping sun», «The Kingslayer», «Moondance», de Nightwish; y «Sangre», «Hojas secas» y «Sentido pésame», de Anabantha.
Con éstas cuatro bandas como pilares, pronto conocería a Therion, Tristania, Within Temptation, Lacuna Coil, HIM, Apocalyptica, Leave’s Eyes, Epica, Theatre des Vampires; y un poco más tarde a The Sins of thy Beloved, Sirenia, Darzamat, Stream of Passion, Delain, Sirenia, Xandria, Darkwell, Draconian, The Gathering, Tarja (cuando se volvió solista), Hada de Beng, Fortaleza, El Cuervo de Poe, Nostra Morte, entre otras bandas.
Pero regresando un poco a los dulces doce años, a partir de entonces fui encontrando por cuenta propia las bandas que definirían mis gustos musicales. También hay una etapa en la que uno es algo ‘cerrado’ y no escuchas más que tus géneros y nada más fuera de ellos. Por ejemplo, a los trece, escuchaba mucho black metal. Pero después superé esa etapa ‘cerrada’ y me abrí a diversos géneros, aunque casi siempre dentro del metal, hasta generar el criterio que hoy en día tengo: si una canción me gusta, da igual si es metal, clásica o ranchera, me gusta y la escucho sin culpas.
Hoy en día, a pesar de todo, puedo seguir diciendo que mi música favorita es el metal gótico. Lo escucho siempre: en el camino, en la universidad, trabajando, cuando voy a correr. Aunque ahora soy más diversa. En mi biblioteca musical figura el neoclásico, como Ashram; el post-rock, como Sigur Rós (otra de mis bandas favoritas); alternativa, como Coldplay, Juan Son, Muse, Artic Monkeys o Foster de People; progresivo, Dream Theater, por ejemplo; electrónica/trance/house como Armin Van Buuren, Basshunter o Zeromancer; y otras bandas como The Rasmus, Oasis, Keane, The Killers entre muchas otras.
Theatre of tragedy: un legado en el corazón.
Haciendo un poco de mención a Theatre of Tragedy, la número uno para mí, es una banda muy especial que me ha acompañado por casi 10 años. Ellos fueron los que más me llamaron la atención de aquel primer disco de metal gótico que me prestó mi hermano y por ellos me adentré en la escena. Sus canciones me acompañan cada día, de hecho, no hay uno en el que directa o indirectamente no escuche una de ellas.
Por ToT aprendí a tocar el piano: siempre quise tocar «A distance there is» hasta que lo logré. Por ToT me interesa Escandinavia y quisiera ir a Noruega, especialmente a la ciudad de Stavanger y, además de Alemania e Islandia, es otro de los países que siempre me interesaron. Incluso, uno de los recuerdo más lindos que tendré de la banda, es que a través del foro de la página oficial haya podido interactuar directamente con los miembros de la banda y que, incluso, le haya enviado por correo electrónico al baterista, Hein Frode Hansen, un fan vídeo de «Hollow» que realicé con unos compañeros de la universidad. Aún tengo los correos donde me contestaba, jejeje.
El último disco de Theater of Tragedy llegó cuando yo iniciaba la universidad (otoño de 2009) y me otorgó muchos buenos momentos, especialmente «Forever is the World», «Deadland», «Hollow», «Astray» o «Illusions». Unos meses después, en marzo de (2010), cuando yo estaba ya en el segundo semestre, anunciaron su retiro definitivo para el dos de octubre de ese año.
Recuerdo que cuando me enteré, me sentí algo triste, pero al mismo tiempo, feliz de haberlos conocido y del hecho de que su música siempre me acompañaría.
La primera vez que fui a Alemania conseguí el DVD de Last Curtain Call. La segunda vez que fui, me regalaron por mi cumpleaños el disco de Forever is the World, tour edition, una edición muy difícil de conseguir en México.
En éstos últimos —y algo difíciles— meses, escuchar «Forever is the World» siempre me salva, me reanima, me hace sonreir y me da esperanza.
Sólo el hombre acaba, pero el mundo, es para siempre.
Estoy muy orgullosa de lo que escucho. Estoy orgullosa de haber incursionado en el metal a los siete, porque la música es algo que también ha definido mi forma de ser y quien soy ahora, se lo debo en alguna proporción, a todas estas increíbles bandas.
Metal forever! Hell yeah!
Aquí el fan vídeo que realizamos para Theatre of Tragedy: